Cannabis sativa es el nombre
científico de la planta que popularmente se conoce como marihuana, porro,
faso, caño, cuete o verde entre otros. Seguramente habrá oído hablar sobre esta
droga y más en estos momentos cuando ha salido a luz un proyecto de ley para su
legalización.
Este fue presentado por
Sebastián Sabini diputado del movimiento de participación popular (MPP), y el
dirigente Nicolás Núñez del partido socialista (PS), contempla la legalización
de autocultivo para consumo personal y/o fines de investigación científica
abocados al área terapéutica (se entiende como cosecha para consumo
personal un máximo de ocho plantas ).
Además la persona que decida
practicar el autocultivo deberá solicitar la autorización del Ministerio de
Salud Pública (MSP). Quien utilice la droga para hacer productos que generen
dependencia tanto psíquica como física será procesado con 20 meses de prisión a
10 de penitenciaría, y lo mismo sucederá con quienes utilicen la droga para su
distribución.
El proyecto busca lograr regular
la utilización de la marihuana dentro del marco legal, ya que aunque su consumo
no está penado en nuestro país su distribución si lo está. Debido a esto los
consumidores deben cruzar el límite de lo legal para conseguir la sustancia.
Estimo buena la propuesta del
proyecto de ley, pero no puedo pasar por alto que la marihuana, aunque menos
dañina que otras, sigue siendo una droga. Lo ideal sería encontrar la forma de
erradicarla de la sociedad.
Según el último informe sobre el
consumo de drogas de la
Organización de Estados Americanos (OEA) realizado en el año
2009, en Uruguay durante el año 2003 un 8,0% de la población estudiantil
consumía marihuana, y el año 2009 esta cifra subió al 12,5%.
Esto muestra que en ese lapso
hubo un crecimiento de aproximadamente 30% en la cantidad de estudiantes que
consumen la droga.
Si siguiera esa tendencia de
alza en el consumo, para el año 2015 habría un 20% de población estudiantil
consumidora, lo que no es un dato menor.
El informe también mostró que en
este país el 23,3% de la población entre 12 y 64 años de edad consume
marihuana, concentrándose el mayor consumo en la franja etaria que va entre los 18
a los 34 años (11,1%) este grupo tiene la
particularidad de congregar a las generaciones futuras que serán el ejemplo de
las nuevas, dato que no se debería pasar por alto. Durante el correr de
noviembre pasado (sábado 13, al viernes 20 de noviembre), el canal 4 de
Montevideo, llevó a cabo una encuesta a nivel nacional sobre la legalización de
la marihuana para el uso personal, arrojando como nuevo resultado un aparente
crecimiento de la opinión pública a favor de la aceptación del autocultivo de
la marihuana con respecto a encuestas de años anteriores.
El resultado fue: Si (a favor)
46%, No (en contra) 54%. Se desconoce en base a cuantos sujetos fue realizada
la encuesta, pero si bien, se trata del canal con mayor audiencia televisiva
del Uruguay, y esto, en teoría indica alta participación activa de la
población, aunque hay que aclarar que era una encuesta en la que participaba
quien podía y quería pagar el monto de cinco pesos uruguayos (por el único SMS
permitido por cada número telefónico).
Teniendo en cuenta este detalle
y que hubo gente que nunca supo de esta encuesta, me pregunto cuánto de verdad
tendrá, y cuando se realizará una investigación seria sobre un tema que
concierne a toda la sociedad.
De todos modos y aceptando los
pro y contra de dicha encuesta podemos ver que hay una clara dicotomía acerca
de este tema en la sociedad, prácticamente un 50% a favor y en contra.
La sustancia es originaria del
centro y sur del continente asiático, se obtiene al procesar y picar el tallo,
las hojas y la flor de la planta de cannabis. A pesar de que se tiene registro
de su utilización a partir del siglo III A.c. su uso era restringido a
ceremonias religiosas y también se la utilizaba como hojas para escribir debido
a su textura flexible.
Algunos activistas a favor de la
legalización de su consumo exponen como argumento que esta planta posee
propiedades medicinales. Esto es un total malentendido. La realidad es que en
algunos países su uso médico es permitido en escasas ocasiones bajo
circunstancias muy especiales, y como si fuera poco la marihuana medicinal es
sintética y procesada para que cause el efecto deseado en el paciente.
La planta de marihuana está
compuesta por cannabinoides, CBG, CBD, CDB y THC entre otros, el último es el
que existe en más cantidad y el más psicoactivo. El consumo continuo de estos
compuestos químicos produce a nivel psicológico: adicción, paranoia, pérdida de
concentración y memoria, apatía, depresión y amotivación.
A nivel físico produce fatiga,
pérdida de coordinación motora (movimientos más torpes y lentos) y pérdida de
peso, también puede provocar cáncer en pulmones y vías respiratorias y por
último provoca impotencia sexual tanto en hombres como en mujeres.
Teniendo en cuenta todos los
datos estadísticos es fácil darse cuenta que el consumo de la marihuana ha
aumentado considerablemente en los últimos años y con ello su aparente
“aceptación”. Este nuevo proyecto de ley es acorde a esta nueva realidad
nacional y además combate todo lo que es el narcotráfico de la sustancia, pero
sólo eso, es decir que no combate su consumo, es más lo promueve.
Para erradicarlo el estado
debería tirar atrás este nuevo proyecto y aplicar políticas más duras tanto a
la tenencia y la distribución de la droga para luego estatizar y monopolizar su
producción, ofertándola en el mercado a precios elevados, el efecto de esta
medida sería la reducción drástica en el consumo y por otra parte el que decida
seguir consumiendo dejará dinero al estado.
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