Por los graves hechos de
violencia que se han originado en torno al
fútbol en nuestro país y dada la preocupación latente a nivel nacional sobre la
existencia y crecimiento del fenómeno, es necesario informar a la población, sobre su origen y
consecuencias.
La primera víctima en el Río de la Plata data del año 1924 a raíz de
enfrentamientos entre argentinos y uruguayos. En el Hotel Colón de Montevideo
donde se albergaban los argentinos un joven
uruguayo de 24 años recibió dos disparos en el cuello, su nombre era Pedro Demby y murió a las veinticuatro
horas de haber sido baleado.
Con
el paso de los años la nómina de víctimas fue creciendo, teniendo su origen en
diversos motivos que van desde peleas entre hinchas, pasando por errores
policiales y hasta por fallas organizativas.
El
22 de septiembre de 1957 en un partido decisivo por el ascenso a la Primera División
entre Sud América y Progreso, un hincha del primero Carlos Héctor Gómez, saltó
para festejar el segundo gol de su equipo sin saber que sería lo último que
viviría, ya que una horda de hinchas rivales cayó sobre Castro, con tal fiereza
que los golpes recibidos determinaron posteriormente su muerte.
El
30 de septiembre de 1959 jugaban Liverpool y Danubio en cancha de los primeros.
El clima era tenso porque estaba en juego el descenso. El árbitro culminó el
primer tiempo con algunos pequeños incidentes entre parciales. A los 10 minutos
del complemento el partido quedó trunco por una agresión al arquero local. A la
salida del estadio se produjeron serios incidentes entre los que estaba
involucrado Julio Calognil, quien falleció al recibir un impacto de
bala.
El
16 de setiembre de 1963 cuando Nacional y Wanderers jugaban en el Estadio
Centenario por el Campeonato Uruguayo se constató el siguiente episodio de
violencia. Un hincha, en medio de la gresca perdió pie y cayó al talud
sufriendo heridas que le ocasionaron posteriormente la muerte.
Otro
incidente el 19 de septiembre de 1992. Esta vez el hecho de muerte se produjo
en un partido de la "B", entre Basáñez y Villa Teresa (que después
generó la paralización de la actividad). Al terminar el partido en las afueras del estadio, se originó una
gresca entre ambas parcialidades. Un coracero que intentaba reprimir los hechos
atropelló con su caballo al ex jugador Wellington "Chumbo" Castro,
quien cayó al piso.
El 12 de junio de 1994 en un clásico en el Estadio Centenario, previo
al encuentro un hincha de Nacional de 16
años, Walter De Posadas, fue prácticamente degollado por un parcial
identificado con camiseta de Peñarol cuando el chico se dirigía al Centenario
El
11 de julio de 1995 se registró en
Paysandú durante la disputa de la Copa América un nuevo acto de violencia entre las
selecciones de Argentina y Chile en las
afueras del estadio falleciendo un joven argentino.
Nacional
y Cerro, jugaban en el Parque Central el 30 de marzo de 1996 un partido que
había sido tildado como peligroso, por el entorno. Sin embargo la muerte anduvo
rondando hasta cobrar su víctima: Daniel Jaime Tosquellas Portella, quien al ver cómo hinchas de Cerro
intentaban sacarle la bandera a un jovencito acudió en su ayuda, pero el hincha
albiceleste extrajo de entre sus ropas un revólver y disparó.
El
12 de enero de 2006 en el encuentro de Nacional y Peñarol se produjo un
incidente que quedó impune ya que nadie denunció absolutamente nada. Sin
embargo averiguaciones realizadas posteriormente determinaron que en aquel
incidente un hincha de Nacional, Víctor Laluz Díaz (de 25 años) recibió un
golpe en la cabeza que le provocó la muerte
Tras
el partido entre Peñarol y Cerro por el Clausura el 11 de marzo de 2006, un
hincha de Cerro que esperaba un ómnibus en Avenida Italia para regresar a su
casa con la derrota a cuestas, fue agredido por una horda de hinchas
aurinegros. Uno de los iracundos sujetos extrajo de entre su ropas un cuchillo
con el que ultimó al hincha albiceleste Héctor Da Cunha de cinco
puñaladas.
Relacionando
el registro de estos incidentes podemos visualizar que:
AÑO
|
CANT.
MUERTES
|
CAUSA
|
LUGAR
|
1924
|
una
|
Disparo
|
Hotel
de los futbolistas
|
1957
|
una
|
Golpe
de hinchas
|
Tribuna
|
1959
|
una
|
Disparo
|
A
la salida del estadio
|
1963
|
una
|
Caída
por gresca
|
Talud
del estadio
|
1992
|
una
|
Pisada
de caballo policial
|
En
las afueras del estadio
|
1994
|
una
|
Arma
blanca
|
Previo
al encuentro
|
1995
|
una
|
gresca
|
Fuera
del estadio
|
1996
|
una
|
Disparo
|
Fuera
del estadio
|
2006
|
dos
|
Golpe
en la cabeza
|
tribuna
|
|
|
Arma
blanca
|
Salida
del estadio
|
Respecto al tema el
profesor y periodista Ricardo Piñeyrua dice
que la violencia radica en la sociedad y el futbol no escapa a ella.
Pero puede intentar resolver los problemas de violencia en su ámbito, por ejemplo con acuerdos con el Ministerio del Interior para
que haga cumplir la ley prevista.
También logrando
que los jugadores jueguen con cordura, sin piñas ni fuertes patadas, que no
exalten a los hinchas, y que los periodistas no hagan culto a los jugadores que
golpean sino a los que juegan bien. Que el público no este parado. Que se
controle el ingreso y que se identifiquen los
responsables de cada barra y que los dirigentes no los apoyen.
Lamentablemente los hinchas de los clubes son más contras del
rival, que parciales del propio club.
Evitar el ingreso
de gente alcoholizada, combatir la venta de drogas dentro de los estadios sería
otra de las medidas, además de la concientización de la población.
Consultado e Carlos
Costabel actual secretario de la liga de Futbol del Centro de Colonia,
vinculado al futbol del interior por más de veinte años opinó:
“Evitar la
violencia es muy difícil actualmente ya que nuestra sociedad ha perdido los
valores”. De todas formas piensa que identificando a los violentos se podrían
tomar medidas como no permitir sus posteriores ingresos, y aplicarles penas
ejemplarizantes. La medida podría ser que aquellas personas que comentan actos
violentos y sean individualizados, durante el desarrollo de los espectáculos
deportivos deban presentarse y permanecer en una seccional policial.
Con los avances de la tecnología considera que
no sería difícil identificar a los culpables, siempre y cuando los actores como
los dirigentes, policía, etc. tengan la voluntad de hacerlo.
Los hechos de
violencia repercuten en la sociedad, ya que generalmente la violencia genera
más violencia, acarrea desmanes tales como peleas, corridas, avalanchas que pueden llevar
a consecuencias fatales como lamentablemente ya han ocurrido.
También las drogas
y el alcohol influyen de manera preponderante debido a que estas adicciones están cada vez más instaladas en
nuestra sociedad, lo que lleva a los individuos a actuar fuera de si, generando
violencia.
Los hechos
que marcado anteriormente pueden
ser controlables en la medida en que los
ciudadanos tomemos conciencia y ayudados con la estructura legal, podamos
prevenir esto.
La
medida más importante a tomar es inculcar
a los niños desde su nacimiento a
actuar en forma controlada, con respeto
hacia las demás personas y por las cosas que nos rodean. Enseñándoles valores como compartir, ser tolerantes, aceptar las
diferencias, saber que con el esfuerzo y con sacrificio se logran los
objetivos.
Prácticamente nada se puede lograr sin poner cada uno su “grano de arena”. Respetar las demás opiniones y discutir en forma pacífica para llegar a un acuerdo, son pautas
fundaméntales para resolver los conflictos, “que todos los hombres debemos
tener muy presente” y deben aplicarse al deporte.
Si
esta enseñanza se cumple los
jóvenes que concurran a escenarios
deportivos tendrán respeto por el otro
parcial y no lo provocaran o incitarán al conflicto.
Si
hay una buena enseñanza de valores en el hogar (lugar primordial), si las
mentes están ocupadas en cosas buenas,
los muchachos verán dese otro
punto de vista el conflicto tratando de evitarlo.
Si
se inculcan formas como: no ser violentos,
no tomar alcohol, puede disminuir la
violencia en los escenarios deportivos, ya que esas adicciones incitan al
descontrol.
Concientizar
a la población, aportando soluciones a
problemas que desde hace muchos años
opacan al deporte uruguayo.
Si
bien la realidad social es complicada porque la “familia” se encuentra
desvalorizada y esto implica que la enseñanza de valores no se plasma como
debería.
Por
otra parte, los dirigentes que también deberían tomar conciencia de la
importancia de prevenir los hechos de violencia, no han actuado correctamente.
Muchas veces financian con traslados y entradas a los provocadores de estos
conflictos, las barras bravas, con el fin de contar con su apoyo en el aliento
y desarrollo de los partidos, marcando presencia, dando ánimo a los equipos con
sus cánticos, banderas y pirotecnia y de esta manera ofrecer un marco de
importancia o prevalencia frente al contrario.
La
mayoría de los integrantes de esos grupos, barras bravas, no cuentan con los
valores de los que hacia referencia anteriormente, lo que agrava la situación.
El Estado por su parte recién en el año 2005
responde con la ley 17.951 que indica el accionar contra los actos de violencia en el deporte
con el fin de prevenir, controlar y erradicar la misma.
Esto indica que las
voluntades se han puesto de acuerdo, y ha permitido tener un mejor control de
los espectáculos.
Como conclusión
final se reitera que el problema radica
en la mentalidad de las personas, debido
a la carencia familiar, la desigualdad
social y la falta de compromiso de las autoridades y gobernantes.
LEANDRO COSTABEL –
1ERO. TI
No hay comentarios:
Publicar un comentario