miércoles, 13 de junio de 2012

Opinión - Leandro Costabel

Por los graves hechos de violencia que se han originado  en torno al fútbol en nuestro país y dada la preocupación latente a nivel nacional sobre la existencia y crecimiento del fenómeno, es necesario  informar a la población, sobre su origen y consecuencias.
           La primera víctima en el Río de la Plata data del año 1924 a raíz de enfrentamientos entre argentinos y uruguayos. En el Hotel Colón de Montevideo donde se albergaban los argentinos un  joven uruguayo de 24 años recibió dos disparos en el cuello, su nombre  era Pedro Demby y murió a las veinticuatro horas de haber sido baleado.
Con el paso de los años la nómina de víctimas fue creciendo, teniendo su origen en diversos motivos que van desde peleas entre hinchas, pasando por errores policiales y hasta por fallas organizativas.
El 22 de septiembre de 1957 en un partido decisivo por el ascenso a la Primera División entre Sud América y Progreso, un hincha del primero Carlos Héctor Gómez, saltó para festejar el segundo gol de su equipo sin saber que sería lo último que viviría, ya que una horda de hinchas rivales cayó sobre Castro, con tal fiereza que los golpes recibidos determinaron posteriormente su muerte.
El 30 de septiembre de 1959 jugaban Liverpool y Danubio en cancha de los primeros. El clima era tenso porque estaba en juego el descenso. El árbitro culminó el primer tiempo con algunos pequeños incidentes entre parciales. A los 10 minutos del complemento el partido quedó trunco por una agresión al arquero local. A la salida del estadio se produjeron serios incidentes entre los que estaba involucrado Julio Calognil, quien falleció al recibir un impacto de bala.
El 16 de setiembre de 1963 cuando Nacional y Wanderers jugaban en el Estadio Centenario por el Campeonato Uruguayo se constató el siguiente episodio de violencia. Un hincha, en medio de la gresca perdió pie y cayó al talud sufriendo heridas que le ocasionaron posteriormente la muerte.
Otro incidente el 19 de septiembre de 1992. Esta vez el hecho de muerte se produjo en un partido de la "B", entre Basáñez y Villa Teresa (que después generó la paralización de la actividad). Al terminar el partido  en las afueras del estadio, se originó una gresca entre ambas parcialidades. Un coracero que intentaba reprimir los hechos atropelló con su caballo al ex jugador Wellington "Chumbo" Castro, quien cayó al piso.
El  12 de junio de 1994  en un clásico en el Estadio Centenario, previo al encuentro un  hincha de Nacional de 16 años, Walter De Posadas, fue prácticamente degollado por un parcial identificado con camiseta de Peñarol cuando el chico se dirigía al Centenario
El  11 de julio de 1995 se registró en Paysandú durante la disputa de la Copa América un nuevo acto de violencia entre las selecciones de Argentina y   Chile en las afueras del estadio falleciendo un joven argentino.
Nacional y Cerro, jugaban en el Parque Central el 30 de marzo de 1996 un partido que había sido tildado como peligroso, por el entorno. Sin embargo la muerte anduvo rondando hasta cobrar su víctima: Daniel Jaime Tosquellas  Portella, quien al ver cómo hinchas de Cerro intentaban sacarle la bandera a un jovencito acudió en su ayuda, pero el hincha albiceleste extrajo de entre sus ropas un revólver y disparó.
El 12 de enero de 2006 en el encuentro de Nacional y Peñarol se produjo un incidente que quedó impune ya que nadie denunció absolutamente nada. Sin embargo averiguaciones realizadas posteriormente determinaron que en aquel incidente un hincha de Nacional, Víctor Laluz Díaz (de 25 años) recibió un golpe en la cabeza que le provocó la muerte
Tras el partido entre Peñarol y Cerro por el Clausura el 11 de marzo de 2006, un hincha de Cerro que esperaba un ómnibus en Avenida Italia para regresar a su casa con la derrota a cuestas, fue agredido por una horda de hinchas aurinegros. Uno de los iracundos sujetos extrajo de entre su ropas un cuchillo con el que ultimó al hincha albiceleste Héctor Da Cunha de cinco puñaladas.
Relacionando el registro de estos incidentes podemos visualizar que:

AÑO
CANT. MUERTES
CAUSA
LUGAR
1924
una
Disparo
Hotel de los futbolistas
1957
una
Golpe de hinchas
Tribuna
1959
una
Disparo
A la salida del estadio
1963
una
Caída por gresca
Talud del estadio
1992
una
Pisada de caballo policial
En las afueras del estadio
1994
una
Arma blanca
Previo al encuentro
1995
una
gresca
Fuera del estadio
1996
una
Disparo
Fuera del estadio
2006
dos
Golpe en la cabeza
tribuna


Arma blanca
Salida del estadio

Respecto al tema el profesor y periodista Ricardo Piñeyrua dice  que la violencia radica en la sociedad y el futbol no escapa a ella. Pero puede intentar resolver los problemas de violencia en su ámbito,  por ejemplo con  acuerdos con el Ministerio del Interior para que haga cumplir la ley prevista.
También logrando que los jugadores jueguen con cordura, sin piñas ni fuertes patadas, que no exalten a los hinchas, y que los periodistas no hagan culto a los jugadores que golpean sino a los que juegan bien. Que el público no este parado. Que se controle el ingreso y que se identifiquen los  responsables de cada barra y que los dirigentes no los apoyen.
Lamentablemente  los hinchas de los clubes son más contras del rival, que parciales del propio club.
Evitar el ingreso de gente alcoholizada, combatir la venta de drogas dentro de los estadios sería otra de las medidas, además de la concientización de la población.
Consultado e Carlos Costabel actual secretario de la liga de Futbol del Centro de Colonia, vinculado al futbol del interior por más de veinte años opinó:
“Evitar la violencia es muy difícil actualmente ya que nuestra sociedad ha perdido los valores”. De todas formas piensa que identificando a los violentos se podrían tomar medidas como no permitir sus posteriores ingresos, y aplicarles penas ejemplarizantes. La medida podría ser  que aquellas personas que comentan actos violentos y sean individualizados, durante el desarrollo de los espectáculos deportivos deban presentarse y permanecer en una seccional policial.
 Con los avances de la tecnología considera que no sería difícil identificar a los culpables, siempre y cuando los actores como los dirigentes, policía, etc. tengan la voluntad de hacerlo.
Los hechos de violencia repercuten en la sociedad, ya que generalmente la violencia genera más violencia, acarrea desmanes tales como  peleas, corridas, avalanchas que pueden llevar a consecuencias fatales como lamentablemente ya han ocurrido.
También las drogas y el alcohol influyen de manera preponderante debido a que estas  adicciones están cada vez más instaladas en nuestra sociedad, lo que lleva a los individuos a actuar fuera de si, generando violencia.

           Los  hechos  que marcado anteriormente  pueden ser controlables en  la medida en  que los  ciudadanos tomemos conciencia y ayudados con la estructura legal, podamos prevenir esto.
La medida más importante a tomar   es  inculcar  a los niños desde su nacimiento  a actuar en forma controlada,  con respeto hacia las demás personas y por las cosas que nos rodean.  Enseñándoles valores  como compartir, ser tolerantes, aceptar las diferencias, saber que con el esfuerzo y con sacrificio se logran los objetivos.     
Prácticamente   nada se puede lograr sin poner cada uno  su “grano de arena”. Respetar  las demás opiniones y discutir en forma pacífica  para llegar a un acuerdo, son pautas fundaméntales para resolver los conflictos, “que todos los hombres debemos tener muy presente” y deben aplicarse al deporte.
Si esta enseñanza  se cumple los jóvenes  que concurran a escenarios deportivos tendrán respeto por el   otro parcial y no lo provocaran o incitarán al conflicto.
Si hay una buena enseñanza de valores en el hogar (lugar primordial), si las mentes están ocupadas en cosas buenas,  los muchachos  verán dese otro punto de vista el conflicto tratando de evitarlo.
Si se inculcan  formas como: no ser violentos,  no tomar alcohol, puede disminuir la violencia en los escenarios deportivos, ya que esas adicciones incitan al descontrol.
Concientizar a la población, aportando soluciones  a problemas que  desde hace muchos años opacan al deporte uruguayo.
Si bien la realidad social es complicada porque la “familia” se encuentra desvalorizada y esto implica que la enseñanza de valores no se plasma como debería.
Por otra parte, los dirigentes que también deberían tomar conciencia de la importancia de prevenir los hechos de violencia, no han actuado correctamente. Muchas veces financian con traslados y entradas a los provocadores de estos conflictos, las barras bravas, con el fin de contar con su apoyo en el aliento y desarrollo de los partidos, marcando presencia, dando ánimo a los equipos con sus cánticos, banderas y pirotecnia y de esta manera ofrecer un marco de importancia o prevalencia frente al contrario.  
La mayoría de los integrantes de esos grupos, barras bravas, no cuentan con los valores de los que hacia referencia anteriormente, lo que agrava la situación.
El  Estado por su parte recién en el año 2005 responde con la ley 17.951 que indica el accionar  contra los actos de violencia en el deporte con el fin de prevenir, controlar y erradicar la misma.
Esto indica que las voluntades se han puesto de acuerdo, y ha permitido tener un mejor control de los espectáculos.
Como conclusión final se reitera  que el problema radica en la mentalidad de las personas,  debido a  la carencia familiar, la desigualdad social y la falta de compromiso de las autoridades y  gobernantes.
           

LEANDRO COSTABEL – 1ERO. TI

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