Educar
cerebro, manos y corazón en el mundo en el que vivimos no es fácil. Pero así
es, se puede.
Esta pedagogía
se distancia de los métodos de enseñanza tradicionales, donde se introducen a
los estudiantes al aprendizaje jerárquico, dirigista y competitivo.
A través de
esta pedagogía tiene una visión del niño en general, busca no solo darle
contenidos intelectuales, sino también, darle importancia al desarrollo físico
y espiritual.
Se prioriza
el arte, las lenguas extranjeras y la gramática a partir de cuentos de hadas, poesías,
fabulas etc.
Se apela a la conducta de serenidad, capacidad
de reacción, imaginación y sensibilidad artística.
Respeta las
individualidades y los tiempos de cada individuo, respondiendo así a las
necesidades, educado en totalidad.
Desarrolla niños capaces por si mismos de dar significado a sus
vidas.
Este método nace en
1919 en Alemania con el filósofo y educador austriaco Rudolf Steiner.
Tras la
primera guerra mundial, con una Alemania derrotada, visito la fábrica de
cigarrillos Waldorf Astoria de Stuttgart y les hablo a los trabajadores de la necesidad
de crear una nueva sociedad desde el punto de vista de la educación.
El dueño de
la fábrica le pidió que organizara una escuela para los hijos de los obreros.
Steiner acepto con la condición de que la misma fuera de puertas abiertas a
todos los niños y niñas.
Los docentes tenían
la libertad de enseñar a su criterio y su comprensión de las necesidades de los
educandos.
Esta
innovación tuvo tanto éxito que se fundaron escuelas no solo en Alemania, sino también
en Europa y otras partes del mundo.
Actualmente
existen más de 3.000 escuelas en 90 países que aplican esta metodología y es un
sistema reconocido por la UNESCO.
El aprendizaje
se trabaja con los alumnos en ciclos de 7 años, septenios. Durante la primaria los
niños están acompañados siempre por el mismo docente, el cual no es una simple guía
sino una fuente de inspiración.
Los contenidos
curriculares se agrupan en áreas o épocas; primero se trabaja con una dupla de
materias durante un tiempo determinado (por ejemplo: historia y geografía) y
luego se cambia por otra combinación.
Esto implica
que en cada cambio se modifique la dinámica de trabajo, tan es así los poemas,
las melodías que tocan en los instrumentos etc.
No existen las
calificaciones ni las pruebas, ya que se consideran algo inútil y dañino para
el desarrollo, por que cada niño uno
tiene su tiempo.
El aprendizaje
de la lectura y la escritura no tiene lugar antes de los siete años, ya que previo
a dicha edad, se piensa que el niño está en otra dimensión.
Además de lo
curricular, las actividades artísticas tienen un gran peso en la escuela, ya
que por intermedio de las artes se considera que expresa sus emociones y que proporcionan un número de habilidades
distintas.
Se trabaja con manualidades
(tejido, crochet, fabricación de juguetes, trabajos en lana, entre otros), música
(canto, flauta pentatónica,
instrumentos de cuerdas, instrumentos de viento, metal y percusión), lenguas
extranjeras (ya que muchas de las escuelas se encuentran habitadas por niños de
padres diplomáticos), arte (acuarela, moldeamiento de arcilla, dibujo de
formas, etc.), actividades físicas (Euritmia, gimnasia, natación y juegos en
grupo), huerta y carpintería.
No están de acuerdo con el uso de la informática hasta que comiencen la
adolescencia. Se considera importante pasar tiempo libre, creando e imaginado
infinitas imágenes mentales.
Le dan una gran participación al juego y a los espacios libres, debido a
que es un medio por el cual el niño logra dominar el movimiento corporal,
construya su equilibrio, defina un tacto delicado y un impulso lleno de fuerza;
creando así la necesidad de conocerse a si mismo.
Cabe destacar que se encuentran libres de plásticos, los juguetes con
los que juegan son de madera, por que buscan evitar el consumo y el desecho.
No cuentan con libros de texto ya que los mejores libros los realizan
los propios alumnos.
Los cuadernos no tienen renglones, son de hojas lisas blancas por que se
apela a que puedan crear sin tener nada
que los interrumpa visualmente.
Los muebles se encuentran a la altura de los niños, así se sienten en
completa libertad de movimiento e independencia.
Si bien no se practica ninguna religión, se busca que el niño tenga
conexión con lo divino. (Lo divino puede ser adecuado a cada religión de cada
niño, pero lo importante es que siempre esta presente).
Hay una gran tolerancia, dado que muchas escuelas con este método poseen
estudiantes de todas partes del mundo.
Dentro de la escuela no existen las jerarquías, todos los trabajadores
tienen un mismo rol, incluyendo a los padres que son quienes colaboran
Pero como todo, siempre existen criticas, en este caso expertos en el
tema explican que para ellos una de las dificultades es que al vivir tanto en el mundo de la imaginación,
tengan problemas para aceptar la realidad y adaptarse a ella, sobre todo al
crecer.
En el Uruguay existe este método. El colegio Rudolf Steines, se
encuentra ubicado en Carrasco norte, frente al estadio Cahrrua; Es el único que
aplica esta pedagogía en nuestro país.
Cuenta
con 32 alumnos, varios hijos de extranjeros.
Se encuentra en proceso de autorización por parte del Ministerio de Educación
y Cultura.
La edificación del colegio es muy sencilla, sin grandes lujos.
En los salones no se encuentran los pupitres ordenas en filas, sino que están
todos en un rincón.
Al ingresar, hacen una ronda, recitan un poema, tocan la flauta dulce y
luego comienzan con lo planificado.
La maestra Alexandra Arcilla, encargada de cuarto y quinto año, explica que
“ Esta manera de educar esta basada en la naturaleza del niño y las necesidades
que tiene en cada momento de su desarrollo. Cuando llegan al aula están llenos
de energía, por eso nos quedamos de pie, cantamos, recitamos un poema, tocamos
un instrumentos y en todo eso se van encontrando con el grupo y sus normas. Lo
hacen sin que nadie se los imponga”.
Por otro lado, cuenta que “El método tiene una visión general del ser
humano; no solo se centra en darle contenidos intelectuales al niño, sino que
tiene en cuenta su desarrollo físico, anímico y espiritual”.
María Victoria
Verdié
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